
En la imagen, Juan Luis, ganadero afectado en la localidad de A Cova, A Pobra de Trives (Ourense). /Brais Lorenzo
Miguel Álvarez | Oleiros (A Coruña) — La ganadería extensiva, la producción de miel, la recogida de setas, la plantación de plantas frondosas como el castaño y el olivo, y el ecoturismo son los principales usos que demuestran que el monte puede ser rentable y, a su vez, resiliente frente a los incendios y el cambio climático. Esta es la base de un proyecto piloto que se desarrolla en 55 montes, todos situados en Galicia y Asturias, que explica Beatriz Suárez, directora del área de Desarrollo Rural de la Fundación Juana de Vega, un trabajo que comenzó en 2023 y que lleva en el terreno desde el año pasado.
Resiliencia territorial
La iniciativa, denominada ‘Comunidades activas y paisajes resilientes a incendios forestales y cambio climático (CAPRIF-CC)’, busca responder a los retos que aparecieron tras la ola de incendios forestales de 2022, vinculados a “esa resiliencia territorial: cómo hacer un territorio más fuerte cuando llegan los incendios”.
Beatriz Suárez desvela: “Podemos hacerlo a través de múltiples actividades económicas que permitan una multifuncionalidad, entendida no solo como el aprovechamiento maderero, sino también buscando usos alternativos, como la ganadería en extensivo, la plantación de frondosas para la producción de castañas y olivos, o la producción agroganadera de setas y miel, además del ecoturismo”.
Para llevar a cabo esta propuesta, trabajan en cinco zonas donde se distribuyen los 55 montes: Valdés y Tineo (Asturias); Cangas de Narcea y Negueira de Muñiz (Asturias y Lugo); Os Ancares y O Courel, que incluye Folgoso do Courel, Quiroga y Cervantes (Lugo); Macizo Central: Laza, Montederramo y Castro Caldelas (Ourense); y O Barbanza, Sar y Baixo Ulla: Rianxo, Lousame, Rois, Padrón, Dodro, Porto do Son y Ribeira (A Coruña).
La mayoría de estos terrenos son vecinales en mano común, también con propietarios particulares en Asturias, donde se diseña “el monte de futuro desde ese punto de vista de multifuncionalidad y esos usos alternativos que llevan a hacer superficies más resilientes ante los incendios”. Además, se busca financiación en empresas que, a través de su responsabilidad social corporativa, quieran participar en esas tareas de restauración ambiental, multifuncionalidad y prevención del fuego.
El medioambiente no entiende las legislaturas duren 4 años
Tras la ola de incendios forestales que ha arrasado miles de hectáreas en el noroeste peninsular, Beatriz Suárez sostiene que es el momento de analizar lo ocurrido y “hacer una planificación con cabeza y a largo plazo”, en la que queden definidas “las áreas estratégicas que interesa defender de cara a la prevención de incendios”, pues se ha evidenciado que estos incendios cuestan “vidas y hogares”, lo que actualmente analizan los equipos sobre el terreno.
<p“El medio ambiente tiene unos tiempos y un largo recorrido y las decisiones que se tomen tienen que ser a largo plazo. Las propuestas no entienden de cuatro años de periodo de gobierno, tienen que ser muy a largo plazo. El periodo de corta de un pinar es de 35 años y si hablamos de frondosas, como castaño y roble, es mucho más largo”, prosigue.
Una de las primeras opciones es la ganadería extensiva, “una actividad que reduce mucho la biomasa y, por tanto, el riesgo de incendios”. Sin embargo, Suárez señala que “el territorio gallego ha sufrido un abandono de esa actividad económica en las últimas décadas”, lo que, unido al cambio climático, forma un cóctel que incrementa la probabilidad de incendios.
Estudio sobre impacto económico
Dentro del proyecto, el próximo objetivo es “hacer un estudio de viabilidad de alternativas de gestión forestal multifuncional” para determinar el impacto económico y la viabilidad de esta apuesta por un monte sostenible.
En las próximas semanas, están previstas dos actuaciones: una “visita de intercambio” entre comunidades de montes que forman parte de la red del proyecto, compuesta por unas ochenta comunidades, y unas jornadas de ecoturismo en Os Ancares y O Courel para “potenciar este tipo de actividad y analizar qué necesidades tiene de cara al futuro”, con la participación de expertos.
El proyecto es financiado por la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, y cuenta, además de con la Fundación Juana de Vega, con la Fundación CER, universidades gallegas y del norte de Portugal, Montescola, la Asociación Galega de Custodia do Territorio y el Centro Tecnológico Forestal y de la Madera (Cetemas).