
La era espacial comenzó en 1957. Desde entonces, hemos lanzado una multitud de cohetes, naves, satélites y equipos tecnológicos para descubrir más sobre el espacio. De todo ello, se encuentran flotando alrededor de la Tierra millones de fragmentos de basura espacial. Esto significa que, desde que empezamos a explorar más allá de nuestro planeta, también hemos expandido nuestra capacidad de contaminar otros espacios, de manera similar a cómo lo hemos hecho con nuestra propia casa: el planeta Tierra. Y no parece que esta actitud vaya a moderarse; por el contrario, todo indica que, en el futuro, lo haremos aún peor.
La basura espacial
Toneladas de basura espacial orbitan encima de nuestro planeta. Una imagen que asusta, pero que podría seguir repitiéndose en los próximos años debido al continuo lanzamiento de aparatos al espacio. La presencia de estos artefactos no solo es dañina a nivel estético, sino que también supone, entre otros, un riesgo de colisión.
Una de las misiones del Mando del Espacio del Ejército del Aire y el Espacio es, precisamente, evitar que esto ocurra. «La forma de vida de los españoles depende mucho de los servicios del espacio, aunque sean muy invisibles. Hay que garantizar que los servicios que provienen del espacio estén seguros», ha indicado el general de división al frente del Mando del Espacio, Isaac Manuel Crespo.
Este lugar, situado en la Base de Torrejón de Madrid, lleva apenas tres años en funcionamiento y, junto con la Agencia Espacial Española, realiza un control diario de todos los objetos que pueden ser perjudiciales para nuestra seguridad, entre los que se encuentra la basura espacial. «Y conocer lo que sucede en el espacio es fundamental para que nadie pueda hacer ninguna actividad de riesgo o peligrosa», añade Crespo.
Para 2030 habrá más de 100.000 satélites en órbita
Gran parte de ese trabajo se lleva a cabo en el Centro de Operaciones de Vigilancia Espacial (COVE). Desde allí se controlan todos los artefactos espaciales que afectan a nuestro territorio, así como las órbitas de los satélites y sus posibles desviaciones.
Esto, cuenta Crespo, es muy importante, ya que en el futuro habrá muchos más artefactos en el espacio. «Yo creo que estamos en la tercera carrera espacial y ello implica que el espacio está en disputa y, evidentemente, también congestionado. Y ese es el cambio de paradigma que se está dando», explica el general.
Cada vez más aparatos llegan al espacio: las empresas privadas tienen capacidad de enviar satélites casi sin límite, pero en muchas ocasiones se obvian las posibles colisiones entre ellos. La Agencia Espacial Europea estima que para 2030 haya cerca de 100.000 satélites orbitando nuestro planeta.
Si bien hay un grave problema con los objetos de menor tamaño que dañan las placas solares de los satélites que se encuentran activos, no debemos olvidar que, además de miles de trozos de basura, hay elementos radioactivos y combustible que pueden reingresar en la atmósfera y ser altamente contaminantes. De hecho, hay programas para intentar acabar con la basura espacial, pero por ahora son demasiado caros de implementar.
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