
La historia reciente de España está llena de agujeros negros que, a veces, solo la ficción puede llenar, según la escritora Aroa Moreno. En su novela ‘Mañana matarán a Daniel’ (Random House), recurre a la ficción para contar las vidas de tres de los últimos cinco fusilados por el franquismo hace 50 años.
La autora madrileña sostiene que España aún tiene muchas cuentas pendientes con su pasado, y aunque todo trabajo de memoria desde diferentes miradas «siempre sirve», considera que la Comisión creada por el Gobierno para conmemorar los 50 años de «libertad» tras la muerte de Franco podría ser una «oportunidad perdida».
«En noviembre de 1975 no empezó la democracia, empezó la monarquía», ha señalado en una entrevista con EFE, en la que recordó que «murió mucha gente» hasta que llegó la amnistía y luego la Constitución. Para ella, celebrar el momento en el que muere el dictador es «contradictorio» y no refleja los valores democráticos.
Entre las cuentas pendientes, Moreno menciona el reconocimiento del papel que jugó la militancia antifranquista, considerada «muy importante para que la dictadura cayera».
«Me cuesta pensar que no haya un consenso político para tener una historia saneada», agrega. A su juicio, lo primero es que haya «verdad, justicia y reparación para las víctimas del franquismo», y lo segundo, poder mantener un diálogo intergeneracional «con libertad y sin miedo, sin que eso suponga meterte en una batalla cultural».
«Es una pena que todo lo embarre la disputa política; 50 años es una cosa muy importante», subraya.
Cuando la historia llama a tu puerta
El origen de esta novela se remonta a la primavera de 2020. Durante el confinamiento a causa del virus de COVID-19, Moreno salió a pasear con su hijo por el monte, en Hoyo de Manzanares (Madrid). Estaban jugando y haciendo fotos cuando escucharon unos disparos.
Al volver a casa, comprobó que se habían metido en un campo de tiro de la Academia de Ingenieros del Ejército, lugar donde el 27 de septiembre de 1975 fueron fusilados Xosé Humberto Baena Alonso, José Luis Sánchez Bravo y Ramón García Sanz, militantes del FRAP (Frente Revolucionario Antifascista y Patriota).
Esa misma tarde, Moreno recibió una llamada del periódico con el que colaboraba, pidiéndole que escribiera una carta abierta a alguien que hubiera sido militante del FRAP. «Sentí que la historia me estaba llamando», recuerda.
No fue la última coincidencia, ya que, tirando del hilo, descubrió que el único testigo civil de esos fusilamientos, el sacerdote Alejandro Peña Medrano, había sido su profesor y tutor en el instituto.
Moreno ha tardado cinco años en completar la novela, debido a la ardua investigación y a que entre medias se publicó otro libro, ‘La bajamar’ (Random House 2022), así como una biografía sobre Almudena Grandes.
El mismo día de las ejecuciones, también fueron fusilados, en Barcelona y Burgos, los miembros de ETA Jon Paredes Manot (Txiki) y Ángel Otaegui, respectivamente. Como relata Moreno, las ejecuciones se realizaron en un proceso sin ninguna garantía, a pesar de las peticiones de clemencia internacionales y hasta del Papa Pablo VI.
En el 50 aniversario de estas ejecuciones se han publicado ‘El verano de los inocentes’, un trabajo periodístico de Roger Mateos que se centra en el caso de Baena; el ensayo ‘Terrorismo y represión. La violencia en el ocaso de la dictadura franquista’ (Tecnos); y el libro ’27 de septiembre de 1975. Los últimos fusilamientos de la dictadura franquista’ (Garaje), que recopila testimonios directos de supervivientes.
Detrás de la editorial Garaje están dos exmilitantes del FRAP, Manuel Blanco Chivite y Pablo Mayoral Rueda, quienes también fueron sometidos a esos consejos de guerra y encarcelados.